Desde efectos puramente psicológicos a consecuencias físicas, estos son los aspectos a tener en cuenta si tienes falta de sexo.
Aumenta la ansiedad. El sexo es una actividad que ayuda a las personas a liberar el estrés y a desahogarse. Según una investigación hecho por científicos escoceses, las personas que se abstienen de tener relaciones por mucho tiempo sufren más problemas para enfrentarse a situaciones estresantes. Los investigadores explicaron que cuando practicamos sexo nuestro cerebro libera endorfinas y oxitocina, lo que nos ayuda a sentirnos más relajados y a gusto con nosotros mismos.
Amenta la depresión. No solo se trata del esfuerzo físico; se ha comprobado que hay sustancias en el semen como la mlelatonina, seratonina y oxitocina que pueden tener impactos positivos en el animo de las personas que la reciben vía seminal. Esto pudo comprobarse gracia a un estudio que analizó las reacciones de dos parejas. Una usó condón y los niveles de estrés y tristeza aumentaron en comparación con la pareja que no lo usó en el mismo lapso de tiempo.
Inseguridad y paranoia. Tener pocas relaciones sexuales con su pareja lo puede llevar a pensar que su esposa o su esposo andan buscando lo que usted no le da en otro sitio. Esto acarrear celos y comportamientos paranoides.
Afecta la piel. No es un mito, el mejor remedio para tu piel es el sexo. Los poros de tu cuerpo se abrirán eliminando las impurezas. Cuando una tiene regularmente relaciones sexuales se libera progesterona, hormona encargada en eliminar el acné.
Caída del cabello. Cuando tienes sexo mejoras la circulación sanguínea y esto ayuda que los nutrientes se muevan con mayor rapidez y facilidad por tu cuerpo. Tener relaciones sexuales fortalece también tus uñas y cabello.
Más susceptibles a resfriados y gripes. Una investigación elaborada en laUniversidad de Pensilvania encontró que las personas que practican sexo una o dos veces por semana incrementan hasta en un 30% los niveles de inmunoglobulina A los anticuerpos presentes en las membranas mucosas, particularmente en las paredes internas de las vías respiratorias y el tracto gastrointestinal, así como en la saliva y las lágrimas, fundamentales para impedir el desarrollo de virus como el del resfriado común.